martes, 27 de noviembre de 2007

No me dejes olvidar esta canción


No parecía que la noche del martes iba a ser tan agitada. Su molesta uniformidad céntrica, ahí en el Bajo, se veía más rota que el día anterior. Era imposible pensar que todavía más gente llegara al Luna Park para presenciar el segundo recital -casi sorpresa-de Los Piojos en Buenos Aires. Su capacidad completamente llena de punta a punta era el preámbulo para lo que vendría después.

Pasados 20 minutos de las 9, las luces apagadas encendieron la ovación cuando empezó a sonar "Pacífico". La tríada formada junto a "Desde lejos no se ve" y "Taxi boy" había coincidido con el comienzo del día anterior. Pero lo que llegó después fue un suculento show que no bajó de temperatura en ningún momento ni permitió el reflejo de un ápice de apatía en ninguno de los músicos.

Con la misma estructura escenográfica que permite que teclado y percusión esté arriba de un paredón de leds, apoyado en el mismo suelo que están las cuerdas y la voz, se propone un espectáculo más allá del recital propiamente dicho. Juegos de luces inquietas, imágenes que apoyan las letras, vestimentas que emulan una exploración al desierto, sumado a pequeños ingredientes casi imperceptibles en los arreglos musicales hacen de la presentación del disco una experiencia de esas para grabar en la retina y en los tímpanos.

"Buenas noches, ¿cómo están? Estamos muy contentos de volver a verlos" dijo el cantante para luego seguir con "Bicho de ciudad", mientras decenas de pibas le cantan a la banda envalentonadas en la altura que le dan un par de comedidos hombros ajenos. Aunque la gente pedía "Babilonia", siguió "Ando ganas", esa panacea musical que busca curar la pena de la distancia. Provocó una ovación. Un flaco agarró su celular y tecleó: "Ando ganas de encontrarte, quiero llevarte pa'marte". Mensaje enviado y sonrisa al guardar el aparato. Una intro negra para el "Blues del traje gris" que fue seguido por "Shup shup". Dos caras de un mismo billete, bastante oportuno para el lugar donde estaban sonando.

Más arriba o más abajo, la fiesta se continuó a lo largo del poco más de dos horas que duró el concierto. Más abajo con "Y qué más", y más arriba con "Los mocosos". Más abajo con "Fijate", más arriba con "Un buen día". "Gracias al coro de ángeles", expresó al público Micky. Andrés Ciro volvió para cantar "Fantasma", que arrancó jugando con la contraluz de un proyector rojo. La leyenda sobre el caníbal Armin Weiss dio paso a "Manjar", con la que el cantante tocó un cuerpo imaginario, mientras las luces parecían buscar una víctima para el buen plan.

"Pistolas" trajo una dirigida improvisación del Changuito Farías Gómez: "Dividimos el público en tres: campo, platea derecha y platea izquierda" y a cada una le asignó un ritmo. Luego incrementó la velocidad, poniendo a prueba la coordinación del público. Finalizada la evaluación, de la misma manera que el día anterior, sonó la casi nunca tocada en vivo "Vals inicial". Una luz azul y un altamar en el video acompañan la tempestad sonora. "¿Tenían ganas de escuchar este tema?", preguntó, cómplice, Ciro. Luego llegó "Civilización", con la proyección de colores extremos de paisajes en extinción". Tan deseada como encendida vino "Babilonia" y el cantante recorrió la fosa -el espacio entre el escenario y la primera fila del campo, separado por una valla- cantando, mientras saludaba al público. "Me lo encontré al Che por ahí abajo", dijo al regresar arriba, en relación a un fanático que fue los dos días, con un increíble parecido al mítico personaje histórico de joven, en su cara, su barba y su vestimenta.

A Toto se le sumaron Martín, Charly, Rodrigo y Zequi para bailar a paso de murga durante el puente de "El balneario de los doctores crotos". Descanso. Silencio musicalizado por un "soy piojoso hasta que me muera" que empezaron cinco pibes en el campo. Retorno con "Agua", mientras alguien buceaba en la proyección que mostraban los leds. El tecladista "Chuky" De Ipola y unos anteojos luminosos empezaron a cantar "Ruleta". Otro descanso. Retorno con una fiesta para unos pocos que disfrutaron del inédito "Ay qué maravilla". Luego "Genius" y "Buenos días Palomar" para cerrar una noche impecablemente caliente. Banderas de Ensenada, Quilmes, Paso del Rey, Luján, del conurbano bonaerense, bien adentro. Por los barrios porteños estaban los trapos de La Boca, Flores y Almagro. Las de Merlo Norte y Gerli no descansaron de flamear ni en un momento durante todo el recital. Lo mismo la de "Suburbio", una banda de San Fernando. Andrés Ciro se despidió invitándolos a todos a la fecha del 15 de diciembre en La Plata. Muchos cabecearon, como anunciando su presente allá y entonces. Luego el cantante hizo un guiño: "Cada vez que tengan una fecha libre en el Luna, estaremos aquí", como un "que no se corte" piojoso para mantener el sentimiento de exultación que allí había brotado.


Redacción: Nadia Mansilla
Foto: Sebastián Klein
www.lospiojos.com.ar

lunes, 26 de noviembre de 2007

Dejalo que suceda, es más fácil así



Los policías apostados en la entrada del Luna Park se espantaban al verlos desfilar por la puerta de ingreso. Apurados, antes de que el reloj dicte las 9, corrían con sus zapatillas rotas. Algunos y algunas oficinistas desprevenidos rompían la rigurosa vestimenta, que es casi como un uniforme para asistir a la fiesta. Las remeras que orgullosamente portan, gastadas, llevan nombres de destinos, recuerdos de shows de más acá y otras del interior de la Argentina piojosa. La más llamativa: una de Italia. La edad juega en un subibaja numérico. Así, en cuestión de minutos se llenó la capacidad del estadio porteño de punta a punta, para dar paso a la presentación -casi sorpresa- en Buenos Aires del último trabajo de la banda, "Civilización".
Faltaban diez minutos para que se apagaran las luces. Unos pibes de Villa Dominico compartían el suculento tiempo que transcurre antes del comienzo de un recital. "¿Te enamoraste, pelotudo?" le pregunta uno a otro, al que se le metió un flequillo femenino en el ojo. Después levantaron las apuestas para ver a qué hora empezaba. Pero nadie le había metido fichas a las 9.20. Entonces, cuando las manos ya se habían gastado de tanto rezar palmeando para que arrancara, con una proyección alusiva al nuevo disco, y de la mano de "Pacífico", se dio el inicio. Le siguieron "Desde lejos no se ve" y "Taxi Boy", hasta que Andrés Ciro, que vestía una remera de El Tri con la imagen de la Virgen de Guadalupe, exclamó "Buenas noches Luna Park" y la fiesta siguió con "Bicho de ciudad". El siguiente tema causó una intensa ovación, porque "Vals inicial" no suele ser tocado en vivo. A tanto impacto, le vinieron bien "Chac tu chac" y "Maradó". Y para bajar un poco la temperatura, el candente "A veces" sirvió de hidratante sonoro. Luego tomó el micrófono Micky, que llevaba un sombrero andino. El bajista cantó sus "Fijate" y "Un buen día". Un rato después, cuando le tocó el turno de sonar a "Pistolas", se coló un pedacito "Staying alive" mezclada con una improvisación percusiva del Changuito Farías Gómez.
Como una inesperada visita, cuando ya terminaba la canción que titula el disco, apareció Manu Chau. Al público le costó reconocerlo, hasta que en su típica mezcolanza idiomática irrumpió su voz rapeando su "King Kong 5" sobre el mismo tema que lo nombra. El sueño de Andrés Ciro se hizo realidad. Luego el cantante con más sellos en el pasaporte del mundo, tocó un tema suyo ("Día luna día pena") y subrayó: "Buenos Aires, pase lo que pase, sea lo que sea, próxima estación: Esperanza". Aplausos a rabiar hasta que continuó el recital con "Difícil". Luego arrancó, en clave de jazz, "El Farolito", y más improvisaciones. La primera fue la del teclado de Chucky De Ípola, a la que Andrés Ciro le vociferó un pedacito de "Sex Machine". Luego fue la de Roger y su batería.
Los bises llegaron con "Ruleta" y "Vine hasta aquí", donde Andrés Ciro agradeció que haya sido "el lunes menos lunes" de su vida. Las voces germanas en off anunciaron la llegada de "Unbekannt". Descanso. Retorno con "El viejo", himno en honor a Pappo, si los hay. Luego, otra perlita: el inédito "Ay qué maravilla", que fue tocado en el mismo lugar en uno de los shows de abril del año pasado, después de mucho tiempo. Luego del último tema, "Buenos días Palomar", se leyeron las banderas, devenidas íconos de trasgresión en tiempos de prohibiciones. Estuvieron presentes, entre otras, las de Cañuelas, González Catán, Villa Crespo, Merlo, Ciudad Jardín. Una de Mar del Plata rompía con los nombres de ciudades del conurbano bonaerense que se habían dado cita para ser parte de la esperada sorpresa. "Muchísimas gracias por este lunes inolvidable", dijo el cantante. Abrazos arriba del escenario. Abajo, el calor de las masas se disipaba por las salidas. Las filas de los colectivos se llenaban. El primer recital había terminado. Muchos de los que se encontraban en los puntos de reunión, pactaban juntarse en tal esquina a tal hora del día siguiente, cuando sería la segunda fecha de la banda en Buenos Aires, luego de repartir gotas de transpiración por las provincias de nuestro país, y de países latinoamericanos.
Redacción: Nadia Mansilla
Foto: Sebastián Klein
www.lospiojos.com.ar