55 aniversario del asalto al cuartel de Moncada
En un acto multitudinario, se conmemoró ayer en la CTA el 55º aniversario del asalto al Cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba, durante la dictadura de Fulgencio Batista. Una sentida ceremonia para recordar aquella noche que inició el camino hacia la revolución en la Isla, donde entonces se plantó una alternativa para el destino de Latinoamérica.
El panel de disertantes, que estaba integrado por Alejandro Rusconi, del Movimiento Evita; Mario Alderete, del Partido Comunista Argentino; Angel Petriela, del Partido Solidario; Jorge Derkos del Frente Grande y Francisco Delgado, Consejero Político de la Embajada de Cuba, tuvo su inicio con las palabras del secretario general de la CTA, Hugo Yasky.
Yasky destacó: “Cuando se haga el balance de lo que ha sido la historia de nuestro continente en el siglo XX, sin lugar a dudas va a haber un hecho que va a marcar un antes y un después y eso es la Revolución Cubana, que además de significar por primera vez la posibilidad de demostrar en el terreno de los hechos que es posible construir una sociedad bajo la conducción del partido de la clase trabajadora; de demostrar que es posible construir otra lógica para estructurar un conjunto de seres humanos y una nación que no sea la de la propiedad privada, el lucro, la ganancia, la de la concepción insolidaria del mercado; va a demostrar que es posible construir en una experiencia que trasciende los límites estrechos y sobre todo, la concepción antihumanista de lo que es la propuesta del neoliberalismo expresada en el gobierno de Estados Unidos y sus socios de Europa. La revolución cubana demostró que era posible otro camino”.
Luego de las palabras de Rusconi, Alderete, Petriela y Derkos, tomó el micrófono Francisco Delgado, quien agradeció la realización del acto y delineó el panorama de Cuba antes de ese 26 de julio de 1953. “Aquella época era casi feudal”, sentenció.
Con cadencia caribeña, Delgado señaló en un emotivo y firme discurso: “Hay algunas máximas de la historia que no se pueden olvidar. Una de las primeras y más importantes enseñanzas de Moncada es que una idea justa puede ser derrotada, pero igual sigue siendo una idea justa. Creo que otra gran enseñanza, es que muchas veces a esas ideas justas las tienen que hacer hombres que parecen utópicos, locos. Son pocos, contra una mayoría conservadora, una minoría que domina, hegemónica, poderosa, pletórica de recursos materiales”. También agregó que “la acción del Moncada ha sido el motor pequeño del motor de la revolución cubana” y que “el camino del progreso de los pueblos, el camino de la revolución, -aunque difícil, lleno de avances y retrocesos- está lleno de pequeños o grandes Moncada”.
Para concluir su intervención, Delgado leyó un poema de Rubén Martínez Villena, político cubano: “ “Hace falta una carga para matar bribones/ para acabar la obra de las revoluciones/ para vengar los muertos que padecen ultrajo/ para limpiar la costra tenaz del coloniaje/ para no hacer inútil, en humillante suerte/ el esfuerzo y el hambre, y la herida y la muerte/ para que la República se mantenga de sí/ para cumplir el sueño de mármol de Martí / para que nuestros hijos no mendiguen de hinojos/ la patria que los padres le ganaron de pie."
Seguidamente, y luego de la proyección de un video alusivo al motivo que allí los reunía, el cierre de la actividad estuvo a cargo de Edgardo Depetri, dirigente de la Mesa Nacional de la CTA, y referente del Frente Transversal, quien apuntó: “Reconocer ese faro que fue Cuba no es cuestión de hacer un análisis de efemérides, calendarios o momentos. O instantes. A veces la política se analiza mucho con los instantes. Sobre todo en la televisión. Y no como un proceso, una historia de construcción, lucha, sacrificio, esfuerzo, convicciones, honestidad, perseverancia, democracia. De participar, ser protagonista y no delegar. Creo que todo eso fue construyéndose a través de esa maravillosa gesta que aquí celebramos”.
El Asalto al Cuartel Moncada, fue realizado por un grupo de jóvenes, en la madrugada del 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba. Tenía como objetivo finalizar la dictadura de Fulgencio Batista. A su mando estaba el entonces abogado Fidel Castro Ruz, quien cuando debió enfrentar el juicio por estos hechos, optó autodefenderse y presentó su alegato por escrito, que se trató de un documento histórico que se hizo conocido como “La Historia me absolverá”.
Publicado en [Agencia CTA]