Rafael, contame un poco de este taller que viniste a dar acerca de ficción y ciudad.
La intención principal, como dijimos en el taller, era agarrar un espacio para pensar la ciudad, para sentirla y para ver a través de la fabulación creativa, de la representación estética, una manera de tornar habitable un espacio magnánimo, violento, hermoso y horrible como son las ciudades, particularmente las capitales.
Las grandes ciudades.
Las grandes ciudades, sí. Como por ejemplo Buenos Aires, DF, San Paulo, París, Madrid, Nueva York.
¿Vos naciste en el DF?
No, yo nací en una ciudad que debe tener unos 800 mil habitantes, que es Xalapa, la capital de Veracruz. Un estado muy importante y el estado más poblado de la República Mexicana.
Y cómo es a los ojos de un xalapeño -eso me recuerda a un capítulo de Los Simpsons que van a comer un pancho con xalapeño-
¿Y Homero acaba alucinado y drogado? Pero, ¿cuál era la pregunta?
¿Cómo es la ciudad de Buenos Aires a los ojos de un mexicano?
Linda, grande, bella, racista, aldeana. En cierta medida cálida y en otra parte, mezquina, como toda gran capital que se precie de serlo. Y desde luego encierra un misterio, como todas las ciudades, que vale la pena conocer.
¿Cálida en qué y mezquina en qué?
A ver... son preguntas complejas, porque estoy hablando de generalidades. Pero a grandes rasgos, me gusta mucho la dinámica que tiene, que al ser una ciudad grande, no tiene esta despersonalización que sí tiene el Distrito Federal, que es un monstruo, sino que tiene un pie humano. Y a la vez, mezquina, a veces por el trato que prodigan sus habitantes entre ellos mismos. Por la poca calidez que tiene el porteño, por oposición a ciudadanos de otras capitales. No es la gente más cálida. No es la capital que yo diría la más cálida. Me parece más cálido el bogotano, el chilango, el que vive en Quito. Sin embargo, Buenos Aires tampoco es París, donde aún son menos cálidos todavía.
¿Te llamó la atención que hubiera gente de tantos lugares distintos en el taller?
Me pareció fantástico, impresionante. Como un verdadero crisol de la ciudad. Y aparte de que hubiera gente de países distintos, además que hubiera de profesiones distintas. Eso me parece que le da variedad, espesura y dinamismo a la ciudad. Había escenógrafos, historiadores, arquitectos, diseñadores, filósofos, psicoanalistas.
¿Y vos por qué estás en Buenos Aires? ¿y por qué la tenés tan manyada?
En primera instancia vine huyendo de una circunstancia personal de México.
¿Mataste a alguien?
No, era por una decepción amorosa. Llegué para acá, me enamoré de la ciudad, y después estuve yendo y viniendo. Luego apliqué para una beca, me quedé para vivir acá un rato largo y finalmente estoy en esta especie de nomadismo repartido entre México y Argentina.
¿O sea que es un poco de esto que se hablaba en el taller, de que cuando uno se va de una ciudad, se va hacia uno mismo?
Sí, sale de uno mismo para ir hacia uno mismo. Sí, exactamente. Yo salgo de mí para volver a entrar a mí por otro lado.
¿Por qué habías venido?
Vine a hacer un ensayo sobre escritores argentinos, sobre Juan Rodolfo Wilcock, Hector Murena, Josesmundo Clemente, Mauricio Kartún, y como me dí cuenta que iba a ser un libro muy aburrido, únicamente para especialistas, me aventé a un libro de crónicas de viaje, donde metí la literatura como una especie de supositorio y lo disfracé todo como un viaje de ciudad, para que fuera más ameno.
¿Qué escritores que hablen de ciudades recomendarías?
Desde luego Italo Calvino, Carlos Monsiváis, Juan Villoro, en lo literario. Como teóricos, Néstor García Canclini, Oliver Monguin, Saskia Sasen. Muchísimos, pues, una variedad, depende de dónde lo quieras ver, si desde la literatura, la filosofía. Desde luego, Cortázar, cómo no. Y, se me estaba olvidando, Rubén Fonseca. Fundamental y escencialmente él. Un escritor que a través de la violencia y una literatura que me parece superlativa, habla todo el tiempo de Río de Janeiro, como alguien a quien se ama y se odia, se aniquila y se venera. Me parece, por lo demás, un escritor extraordinario.
¿Y escritores argentinos que te alucinen?
Sí. Wilcock. También Guillermo Piro me gusta. Tienen también buenos poetas. Sí, hay muchos que me gustan. Me parece que la tradición literaria argentina es una de las más sólidas a nivel América Latina.
Charlando un poco, me contó acerca del tema que eligió para hacer su tesis y -en tiempos de acumulación de saberes, como si se tratara de un hámster que guarda comida en el buche- me pareció genial: “Hice mi tesis sobre Gabriel Zaid, un poeta y ensayista mexicano, sobre los demasiados libros, por qué tanto conocimiento abruma y por qué es necesario destruir libros para ser felíz. Textualmente”.
A todos aquellos que estén interesados, Toriz dará un taller relacionado a la ficción en la ciudad a partir del 10 de septiembre. La información estará disponible en http://www.casadeletras.com.ar/ más cerca de la fecha. Y si no, bien pueden pasar por el Tumblr de Toriz, que está bien chido. http://extravagario.tumblr.com/.