El viernes pasado, Jacob Kirkegaard, artista sonoro danés, se presentó en la Alianza Francesa. En el que fue el último concierto de 2010 del ciclo Conciertos en el LIMb0, Kirkegaard compartió su obra AION, basada en el registro de audio y video en cuatro espacios abandonados de la zona de exclusión de la radioactiva Chernobil, en Ucrania.
Este músico de 35 años -graduado en la Academy for Media Arts de Colonia, de Alemania- trabaja en los aspectos científico y estético del sonido, la percepción del tiempo y la escucha. Sus performances bordean lo imperceptible. De tan sutiles se vuelven fluorescentes. De la mano del sello inglés Touch publicó cinco álbumes.
Antes de darle play a la instalación videosonora, Kirkegaard habló con el público sobre los orígenes de esta obra que realizó entre 2005 y 2006: “Estaba haciendo un taller en la Academia de Arquitectura en Copenhague, grabando en distintas habitaciones en la ciudad y en espacios abiertos. Así empecé a pensar sobre la actividad sonora que había en las habitaciones, incluso en habitaciones vacías. Me interesaba grabar en habitaciones que habían sido usadas y luego abandonadas. Entonces me acordé de Chernobil”.
“Yo tenía 11 años cuando pasó el accidente y lo ví por televisión. Pensé en esta ciudad maravillosa, Pripiat, que tenía una arquitectura increíble, y quería ir ahí a buscar sonidos. Así que me puse a averiguar cómo había que hacer para poder entrar. Tramité los permisos y logré conseguirlos. Necesitaba hacerlo lo más rápido posible, porque todavía hay radioactividad en la zona de exclusión. Entré a grabar en cuatro habitaciones vacías. Pensé en cómo grabarlas y me inspiré en el compositor estadounidense Alvin Lucier, que creó esta obra tan importante, “I am sitting in a room” (Estoy sentado en una habitación) que consistía en grabar su voz leyendo un texto en una habitación, para luego volver a leerlo y volver a grabarse, repitiendo el proceso tantas veces hasta que cambia el sonido del texto original por la resonancia de la habitación. Así que lo que hice fue grabar estas cuatro habitaciones, pero sin decir un texto. Sólo las dejaba grabando (en audio y video) unos diez minutos y me iba de la habitación. Eso con la ayuda de una batería de auto, porque no hay electricidad. Así obtuve las frecuencias de las habitaciones”.
Después de haber visto y oído la instalación, respondió algunas preguntas que esta cronista le hizo en un inglés de mierda (Volumen I). Aquí vamos con sus respuestas:
-¿Por qué encontrás atractivo trabajar con el no-sonido y convertirlo en sonido?
-Porque no creo que haya algo como el no sonido. Creo que "silencio" es una palabra tramposa. Cuando empezás a escuchar, vas a descubrir que hay sonido. Siempre. Afuera o adentro de tu cabeza. No creo en la ausencia del sonido. Tal vez crea en la inconsciencia. Si estás inconciente, tal vez haya silencio.
-¿Estuviste alguna vez inconsciente?
-Solo cuando duermo. Pero cuando estoy inconsciente, no escucho el silencio, porque no estoy conciente. Así que es una paradoja. En cuanto empiezo a escuchar el silencio, escucho algo y el silencio se va.
-Después de escuchar AION, alguien del público dijo que sintió vacío. ¿Por qué quisiste hablar de Chernobil desde qué es lo que sienten los demás?
-Primero que nada, estoy interesado en descubrir el sonido desde diferentes maneras. Pero también estoy interesado en el concepto, el sonido y la estructura del sonido. Por ejemplo, estos sonidos, espero que sean interesantes por sí mismos. Pero cuando tenés el concepto, por ejemplo, este es el sonido de Chernobil, eso se vuelve importante. No decir demasiado, no hacerlo muy emocional, porque ya está cargado de emociones. Hubo gente que me preguntó por qué hice esto tan hermoso. O me preguntaban por qué no era oscuro y horroroso. Pero si tratás de hacer algo que no diga demasiado, ya dice mucho. Y así el público tiene el espacio para hacer su propia historia e interactuar cuando ven algo. Creo que es algo interesante para la vida humana. Me gusta cuando la gente lo mira y me dice que le recuerda a una cosa u otra.
-Alguien dijo también que estos videos representaban el fin del mundo...
-Sí, para mí el fin del mundo es así. Yo creo que no hay nadie que esté a favor de la energía nuclear, que lo siga estando después de estar ahí. Vas ahí y ves: esto es el final. Si una planta de energía nuclear explota cerca de Nueva York o Tokio, las verías abandonadas. ¿Podés imaginar eso? Este es el ejemplo del fin del mundo.
-Bien. El miércoles vas a hacer una instalación sonora en el Centro de Salud Mental Ameghino. ¿Por qué vas ahí?
-Porque me invitaron.
-¿Y qué pensás de eso?
-No pienso nada
-¿No pensás nada de un lugar lleno de locos?
-Bueno, conozco mucha gente que está loca. Especialmente los que se hacen los normales. Vamos de vuelta: no quiero poner emociones en ningún espacio. Quiero estar abierto al espacio, cualquiera sea. Creo que lo que puedo hacer ahí es algo que puede ser muy atractivo. Voy a grabar y espero que los sonidos que haya mientras tanto sean perfectos para el espacio.
-La última, ¿qué cosas te influenciaron de niño para que hoy seas músico?
-La radio de onda corta (responde sin dudarlo un instante). Podía escuchar radios de países lejanos en idiomas que no entendía. Y después, movía el dial un poquito y luego de unos ruidos muy raros, estaba en otro canal, en otro país. Era impresionante. Yo tenía cinco o seis años. Me acuerdo que al final del dial había un canal en Código Morse, que emitían esas señales que eran incomprensibles. Eso era increíble.
La instalación sonora site-specific que realizará en el Centro de Salud Mental número 3 Dr. A. Ameghino, co-producida entre Conciertos en el LIMb0 y el colectivo Ameghino Sonoro inaugura mañana miércoles 24 de noviembre a las 20 horas, con entrada libre y gratuita. Si no te quedó muy en claro de qué se trata lo que hace Kirkegaard, andá a verlo mañana, youtubeá alguno de sus videos o metete en su página web que es www.fonik.dk