sábado, 26 de febrero de 2011

One for the money, two for the show

Hace un rato, y en un Luna Park casssssi lleno, Calle 13 se presentó para dar la última de tres funciones, en su paso por Buenos Aires, con su último disco Entren los que quieran en mano. Un triplete exclusivamente suyo, luego de aquellos breves shows con cartel compartido en Plaza de Mayo y su performance en el último Cosquín Rock. La banda portoriqueña, dirigida por Residente y Visitante, empapó de su reggaetón el estadio porteño. Con esas letras que hablan del "compromiso social" -envueltas en ese tirikití tirikití tirikití tan pegadizo- invitaban a un show cuya entrada promediaba los 130 pesos. DeOPé estuvo ahí e investigó las maneras posibles de entrar sorteando la transa con el vil metal.

Una es tener el pelo largo y rubio, unas tetas divinas, unas uñas asssí de largas y llamarte Barbie. Claro, que para eso tenés que tener un amigo que te consiga las entradas y te las deje en un sobre a tu nombre en la puerta del estadio. Bárbara Pardo es chica de contratapa del Diario Popular, baila en discos y hace desfiles. Hace algunos días saltó a la fama por ser una de las promotoras hot del Pro. La del video no, la otra. La rubia. A la pregunta de si le pagaron bien por su trabajo, con una sonrisa responde que más o menos.

Otra, podría ser la de Malena, que no sabe si en este, su primer recital en estadio cerrado, está acompañando a su papá o él la está acompañando a ella. Tiene once años y el pelo corto. Conoció a Calle 13 porque es la música que bailaba junto a sus amiguitas en el recreo. Cuando se enteró que la banda que también vió con su papá en Plaza de Mayo, iba a estar en el Luna, le dijo que quería ir. Y él, Pablo, cuando vio que podía conseguir tickets a través de su suscripción a Miradas al Sur, no lo dudó un instante. Mandó un mail y marchen dos entradas para la mesa cuatro. De los puertorros, ella dice que le gusta la música y él dice que le gustan las letras.

También podría ser que en vez de pagar una entrada, te paguen por estar ahí. Como el caso de Nicolás. Tiene 25 años, vive en Parque Patricios y trabaja en el Luna Park como cocacolero. Mientras despacha un vaso del liquido oscuro, dulce y sin burbujas, a diez pesos lo que vale, cuenta que si no hubiera estado trabajando esta noche, lo mismo hubiese venido a verlos. Aunque debe concentrarse en vender, dice, lo mejor de su trabajo es poder ver bandas que le gustan, gratis.

Y, por supuesto, en casos como este no faltaron los periodistas, de esos que usan sus recursos para gestionar una acreditación a través de esa entidad incomprensible que es el agente de prensa.

Una vez en el show, bailarinas de danza árabe; Andrés Calamaro y su don para las relaciones sociales, de invitado en dos temas; una cámara en el micrófono que tomaba todos los gestos de René para las pantallas del fondo y de los costados del escenario; un público que le tiró remeras, corpiños y libros (!) al cantante; una chica que subió a bailar Un Beso de Desayuno con menos onda que Citroneta en Punta del Este; mucho pequebú, de esos que prestan Vigilar y Castigar y si no vuelve, se compran otro; una murga arriba del escenario; esas letras que te ceban, esa melodía que se te pega como cera caliente; mucho calor, mucha transpiración, mucha meneo aunque poco perreo; vientos y percusión, dos patas en las que el show se apoya muy sutilmente; el Visitante con un montón de maquinitas deliciosas y esa belleza sin tetas hechas, de voz arrasadora, que es PG13 (¿cuánto faltará para que saque su disco solista?).

Para concluir, los dejo con la duda acerca de cómo DeOpé zafó de pagar los 160 mangos que salía el campo. Y con esta foto, me despido diciendo que hay cosas que el dinero no puede comprar. Para todo lo demás existe tu hermana en tanga.

Ay, perdón. Calle 13 pega así.

Update: Vïa Tomás Roncoroni, llegó el dato de la manera Twitter de entrar gratis: http://yfrog.com/hsdxjwaj

lunes, 21 de febrero de 2011

Todas mis vecinas me hablan de lo mismo

El sábado pasado Fito Páez tocó en Tigre. Al aire libre y en un show gratuito organizado por la Municipalidad local, paseó por todos sus discos durante casi dos horas.

En una noche bellísima, la primera después de la luna llena, con algunas nubes alrededor y una lluvia que no fue; “El chico de la tapa”, “Giros”, “Ciudad de pobres corazones”, entre “11 y 6”, “Llueve sobre mojado” y “Tiempo al tiempo”, fueron algunas de las canciones que pudieron oírse. “Circo Beat”, “Naturaleza sangre”, “Tumbas de la Gloria” y “Polaroid de Locura Ordinaria” fueron otros de los temas que incluyó en la lista. Una selección un tanto parecida a la que eligió para los shows que dió en el Luna Park a mediados del año pasado, cuando fue la presentación de su último disco, Confiá.

La perla de la noche -en la que estuvieron muchos de esos hitázos suyos, que te hacen revolear la cabeza como un loco de aquí para allá, de aquí para allá- fue la presentación en sociedad de un tema nuevo, que, según dijo, había compuesto hacía tres días.

Bueno. Acá les dejo el video del tema nuevo y algunas preguntas: ¿hasta cuándo lo vamos a tener a Fito Páez esperando en la puerta del salón de la fama? ¿qué formulario tiene que llenar para ser finalmente reconocido como el grosso que es? ¿alguien sabe por dónde pasa el 60?






jueves, 10 de febrero de 2011

Causa piojosa


El domingo pasado fui al Obelisco para participar del encuentro mensual de la Masa Crítica y me encontré con que el ícono porteño estaba lleno de piojosos.

Me acerqué a ver de qué se trataba, (todavía me queda un poco de sangre piojosa en las venas) y me encontré con Rosmary Mariño, que me contó que a partir de la muerte de Tavo Kupinski -el pasado 4 de enero en un accidente automovilístico- y convocándose por internet, se empezaron a juntar algunos seguidores de Los Piojos para evocar al guitarrista de la disuelta banda.

Entonces, hablando un poco sobre cómo hacer para hacer algo más con esos encuentros, AKA banderazos, y "como por el momento no tenemos más rituales", se propusieron darle un fin solidario al asunto. Así que, para que fuera algo más que juntarse frecuentemente a compartir mates y tocar en una criolla temas de la banda de El Palomar, se gestó la idea de juntar donaciones para distintos lugares que las necesiten. El domingo pasado recibían leche en polvo, pañales y ropa para los chicos del Hospital Garrahan.

Para eso, decidieron bautizar la iniciativa como Agrupación TAVO (Todos Ayudando a Varias Organizaciones). Aunque -aclara Rosmary- el nombre de la juntada es "Miles de almas en un ritual solidario", un poco reversionando la frase de Uoh pa pa pa, una canción del álbum Azul, de Los Piojos. Y un poco también porque todavía no son miles. si no más son una decena en germinación.

Y, como si se tratara de un ritual piojoso más, los ideólogos de esta propuesta -Iván, Nadia, Nicolás, Tamara, Bárbara y quien nos cuenta esto, Rosmary- pintaron la bandera que se ve en la foto. Rosmary agrega que la van a llevar cuando hagan entrega de las donaciones. Y también señala que se están organizando juntadas de este estilo en la ciudad de Córdoba y Tandil.

Hablando de Córdoba, me voy al Cosquín Rock. Le traigo un alfajor a cada uno que me deje un comentario en este post. Mientras tanto, los dejo con un video estilo collage que encontré en youtube con la canción de la que hablé antes. Por lo general, detesto esos pseudoclips, pero este está lindo y además, vino bien.

viernes, 4 de febrero de 2011

¡Es una masa! (*)

La Masa Crítica es un colectivo de ciclistas (!) que propone juntarse una vez por mes a andar en bicicleta por las callecitas de Buenos Aires. En la última juntada, que fue en una edición nocturna, se concentraron unas setecientas personas. La gran mayoría, en bici. También había algunos skates y gente corriendo. Sí, sí, corriendo.

Sin ningún tipo de jerarquía interna, todo comenzó hace casi tres años. De hecho, Sergio Pérez, de 21 años y uno de los primeros en asistir, cuenta que “decimos que tenemos dos años, pero en realidad hace dos años que lo hacemos consecutivamente cada mes. Anteriormente lo hacíamos cada tres meses y era de a poco. Decíamos “vamos a salir hoy” y terminábamos siendo diez personas. En la última juntada, habremos sido ochocientos, más o menos. Es un estimativo porque es bastante difícil calcular cuando son más de 500”.

-Pero, ¿para qué andar en banda?
-Lo que propone Masa Crítica es hacer una celebración mensual del uso de la bicicleta. Nos reunimos el primer domingo de cada mes a las 4 de la tarde en el Obelisco. Y a las 21, las noches de luna llena que marca el calendario, también en el Obelisco, para andar de noche. La idea de la Masa Crítica es hacernos valer, mostrar que en Buenos Aires somos muchos los que andamos en bici. Y que sea una celebración. En el fondo también es una protesta, porque en la ciudad no se cuida al ciclista, tanto al deportivo como al que trabaja de mensajero y al que lo usa como medio de transporte. Y además de eso, queremos que sea un festejo, porque es hermoso estar pedaleando entre tanta gente.

La última juntada recorrió los barrios de Montserrat, San Telmo, Constitución, Balvanera, Recoleta y Palermo, para finalizar en el Planetario y todo con la luna entera como guía celestial. En esa oportunidad, hubo alrededor de 700 ciclistas que copaban todo el ancho de la calle por unas dos cuadras de extensión. El circuito se decide al andar: “empezamos a aplaudir entre todos y arrancamos. Generalmente, una hora después del horario de encuentro. El circuito tampoco es determinado, los que van adelante van indicando sobre la marcha. Más o menos, estamos unas dos horas, a ritmo de paseo. Tratamos de que sea abarcativo, tanto para la gente que se banca diez horas arriba de la bici como para el que no anda tanto”, continúa Sergio.

Para subirse a esta Masa Crítica sólo hay que tener ganas. Participan ciclistas de todo estilo. Desde el súperpro al que lleva su playera con freno a contrapedal; desde la clásica inglesa hasta las de diseño californiano (ver aparte). Para Sergio, “ni siquiera es necesario tener bici. Hay algunos que nos siguen trotando. También hay algunos que vienen en rollers y en skate. Apuntamos a que sea algo para toda la familia, que nadie se quede afuera”. Y la edad de la gente que se suma también es así de variada: “más que nada hay jóvenes y adolescentes, pero he llegado a ver chicos de 4 años y una señora que está por acá, que debe tener unos 70 años”, detalla Sergio.

¿Por qué “Masa Crítica”?

Según Wikipedia, La denominación proviene del concepto sociológico homónimo, que hace referencia al número de individuos involucrados en un fenómeno a partir del cual éste adquiere una dinámica propia que le permite sostenerse y crecer por sí mismo. Según Sergio, se llama Masa Critica porque ”hubo un tipo al que le gustaba bastante la bici, que fue a China y vio que ahí, como no hay semáforos, los ciclistas se agrupan y cruzan en grupo, de manera espontánea. Eso se compara con lo que es la masa crítica en física, que es más o menos lo mismo: una unión estable de varios componentes de un mismo elemento. La idea surge en Los Ángeles en el año 92 y allá son miles ahora. En Budapest se hizo una el año pasado y calculan que fueron unos 25.000. En París se hace la Masa Crítica Mundial, adonde van desde distintos lugares del mundo. Y ya que estamos, para quien lea esto, si en su ciudad no hay, que empiece una. En Argentina hay en Salta, Pinamar, Mar del Plata, Rosario y Córdoba. Capaz hay más y yo no sé. Pero que se siga desparramando, porque el uso de la bici está en todos lados. Y también las ganas de festejarlo”.

Otras voces

Francisco Benvenuti tiene 32 años y empezó a sumarse a los encuentros de Masa Crítica en 2010: “Elijo la bici porque me encanta. Es una buena alternativa de medio de transporte. Me enteré por un amigo de mi hermano. A partir de acá conocí gente y empecé a generar cosas. Yo tenía un taller de arreglo de bicis en mi casa, que se llama La Ciclet. A partir de acá empecé a generar cosas con otra gente, vía internet. Por ejemplo, La Fabricleta, que funciona en la asamblea de Urquiza, y es un taller de armado y arreglo de bicicletas. Me parece que la organización de la Masa se apoya bastante en lo virtual. Como muchos movimientos políticos que están muy relacionados en lo virtual. Para mí venir acá es un encuentro real con gente, es una manera de conocer a otros que están en la misma que yo. También es para cuestionar la disposición del ordenamiento del tránsito y es una manera de ver la ciudad desde otro lado”.

http://lafabricicleta.blogspot.com

Leonardo Pellegrini es junto a Nicolás Masuelli y Hernán Nicci, impulsor de la Bambucicleta. ¿De qué se trata? Pues de una bicicleta hecha de caña de bambú. Más exactamente “de Filostaquis Aurea, una especie asiática que tiene propiedades estructurales mejores que el acero. Es más liviana , tiene mayor resistencia a la compresión y un montón de ventajas a nivel estructural, porque en vez de resistir los golpes y transmitir las vibraciones al cuerpo, lo que hace es absorberlas. Por eso resiste más, el andar es más confortable y dura más. Además, se hacen artesanalmente y a pedido. Por otra parte, para hacerlas se necesita menos del 10% de lo que se necesita para hacer una bicicleta de aluminio. Para una bicicleta de aluminio hay que dinamitar una montaña, transportar el material a una fábrica que lo caldea con electricidad... La Bambucicleta se hace con un material que crece en el suelo”.

Las Bambucicletas cuestan desde 2000 pesos en adelante. Llevan componentes Shimano y se diseñan teniendo en cuenta las características físicas de cada cliente.

http://www.bambucicleta.com.ar/

Bicicletas de diseño

Un capítulo aparte se merecen un grupo de bicis de diseño californiano, alargadas, que son para paseo, con posición bien cómoda. Generalmente, creadas por sus propios dueños. Por ejemplo, Luis, que armó su bicicleta guiándose por el estilo de los autos antiguos, los de los años 40 y 50: “me la armé porque no encontraba nada que me gustara, hace siete años. En ese entonces, me costó 250 pesos. Hoy debe estar rondando los 1000 pesos”.

Mariano, por su parte, fue al encuentro con una colorada, de cuadro estilo chopero con tanque y todo: “Yo tenía en mente armar un cuadro parecido al de una moto. El enchapado lo hizo un amigo que trabaja con chapa. Es del tanque de una moto, que como estaba raspado abajo ya no servía más. Me la armé en una semana”.

Y Damián, que de sus siete bicicletas, eligió una estilo roadster, que no tengo ni idea de qué se trata, pero él dice que la hizo “doblando los caños a mano, rellenándolos con arena. También hice las ruedas y después fui buscando los demás componentes y los traje de Estados Unidos. Me pasé siete años buscando piezas”.

Bueno. El próximo encuentro de Masa Crítica es este domingo 6 de febrero, a las 16 en el Obelisco. Más data en http://www.masacriticabsas.com.ar/



(*) Ok, el título es malísimo, pero se me hace tarde, me tengo que ir y no se me ocurre otro.