A
diez años del asesinato de Sandra Cabrera, la Asociación de Mujeres
Meretrices de la Argentina (AMMAR-CTA) realizó un acto el lunes 27 en la
terminal de Rosario para recordarla. Allí viajaron un grupo de
trabajadoras sexuales desde Buenos Aires, entre ellas Elena Reynaga,
fundadora y presidenta de la Red de Trabajadoras Sexuales de
Latinoamérica y Georgina Orellano, dirigente de AMMAR Nacional.
Luego de
varios meses siendo amenazada, a Sandra Cabrera la encontraron muerta en
enero de 2004. Por su muerte, el único implicado -Diego Parvluczyk, ex
policía- fue sobreseído en 2007. Sandra llevaba tiempo denunciando a la
División Moralidad Pública de la Policía por intentos de coimas a las
trabajadoras sexuales, tráfico de drogas y de personas en redes de
explotación sexual e infantil.
¿Cómo está la búsqueda de justicia por el asesinato de Sandra Cabrera?
La causa está a punto de caducar este año, por eso nos parecía muy
importante nuestra presencia en Rosario. Allá nos encontramos con gente
muy solidaria, como el Movimiento Evita y su abogada que van a reactivar
un poco la causa. Más allá que nosotras sabemos que a Diego Parvluczyk
no se lo puede condenar dos veces por el mismo crimen y lo declararon
inocente de todo, pero me parece que hay muchos responsables políticos
ahí, que deberían empezar a dar cuenta que en estos diez años que en
realidad no ha pasado nada. Al contrario, y no hace falta que lo digamos
nosotras porque todo el mundo lo ve por televisión, en lo que se
convirtió la ciudad de Rosario. Hay que imaginarse las consecuencias que
eso trae para nuestras compañeras. También hay una sordera total por
parte del gobierno de la provincia y, como nosotras sentimos con el caso
de nuestra compañera, por parte del gobierno nacional y de organismos
de derechos humanos. Nosotras a veces nos preguntamos si a nosotras nos
consideran humanas.
¿Qué había denunciado Sandra que puso en riesgo su vida?
Lo que hoy hace peligrar la seguridad y la vida de todos los chicos
en Rosario. El tema del tráfico de personas, por un lado, y el tráfico
de drogas y cómo la policía de los procedimientos que hace, se termina
quedando con un porcentaje para comercializarla. Eso lo hacía hace diez
años. Denunciaba eso y el proxenetismo, la explotación que había en la
terminal, los prostíbulos ilegales. Fijate cómo está hoy la Ciudad.
¿Ella había sufrido amenanzas?
Sí, durante seis meses. A ella la mataron el martes 24 de enero. El
viernes anterior me llamó y me dijo que su hija Macarena se había ido de
vacaciones con los Boy Scout a Mendoza, que el martes ella se iba al
Cosquín Rock y que de ahí pasaba un poco por Buenos Aires “a pelearse un
poco” conmigo. Y el martes a la mañana me llamaron los compañeros de la
CTA para avisarme que la habían encontrado con un tiro en la cabeza. Y
todo sigue: hoy hay un trabajo sexual muy clandestinizado. Si bien en el
2008 se logró la derogación de dos artículos, un proyecto que había
presentado Sandra en el 2000. Pensábamos que con eso íbamos a avanzar
algo, pero al contrario: hoy tenemos muchos policías haciendo
procedimientos excusándose que es para el tema de trata, pero sólo
lograron clandestinizar nuestro trabajo. Tenemos algunas compañeras en
una cooperativa, pero están con mucho miedo.
¿Cómo encontrás esa Rosario a la que fuiste a buscar una
compañera que fuera referente de AMMAR y cómo es esta Rosario a la que
fueron ayer, 2014, luego de tantos asesinatos?
Como
argentina, con profunda pena. Porque es una ciudad que ha tenido cosas
muy progres en cuanto a salud, sexual y reproductiva , de VIH y con la
diversidad, siempre de avanzada. Pero con el tema de la corrupción
policial, Rosario está peor. Ayer, más allá del acto, me daba tristeza.
Ahí no sólo asesinaron a Sandra, sino también a Pocho y a todo lo que
pasó ahí el 19 y 20 de diciembre de 2001. Pero además, ahí hay un
gobierno que se jacta de hacer un muy buen gobierno en la provincia,
pero en concreto no veo que estén depurando. Si hace diez años mataron a
una compañera que denunció toda la plana de la policía, la sacaron y
este gobierno, que se supone que es progre, termina dándole un cargo de
Jefe de Policía a quien había sido denunciado por nuestra compañera.
Esta impunidad da mucha bronca. Ahí reina la impunidad y los grandes
negociados del tema del tráfico, con jóvenes destruidos de tanta droga.
Honestamente creo que al gobierno le falta huevos para depurar la
Policía. Para ir a fondo con el tema del tráfico de personas, de drogas,
hay que empezar por el mal más grande que tiene la República Argentina,
que es una policía tremendamente corrupta.
Georgina, el asesinato de Sandra fue un golpe para la
organización y Elena nos contaba sobre una cooperativa, ¿qué nos podés
contar sobre esto?
Nosotras en 2011 empezamos a viajar a Rosario, a tener contacto con
las compañeras, que trabajan en la Terminal y en departamentos privados y
se había conformado un grupo de compañeras que trabajaban en la calle
pero, más allá de que ahí está derogado el artículo contravencional, la
policía las seguía molestado y les exigía que paguen coimas. Entonces,
ellas alquilaron un lugar y en vez de ir a un hotel, llevaban los
clientes ahí. Era una especie de cooperativa pero ni siquiera nosotras
sabíamos cómo conformarlas de la mejor manera legalmente para que
ninguna juegue con la vulnerabilidad de las compañeras. Entonces
estuvimos charlando con nuestros abogados sobre experiencias de otras
cooperativas para ver cómo podíamos transformar esa casa en una
cooperativa de trabajo sexual. Las compañeras pudieron lograr que el
dueño de la casa les arme un contrato de alquiler para todas las que
están ahí, porque el contrato estaba a nombre de una compañera que se
terminaba comiendo una causa por proxenetismo o bajo la figura de
regenteadora. Y después, por el tema de cómo dividir los gastos que
conlleva la casa, de los artículos de limpieza, de luz, gas y teléfono,
más allá de que cada una podía ir a trabajar cuando quería, pero sí con
la obligación y la responsabilidad que tenía. Todas trabajaban al 100% y
nadie se quedaba con el porcentaje de nadie. Las compañeras eligieron
una representante y viajaron para conocer las experiencias de otras
cooperativas. La compañera le puso toda la garra pero en un punto se
sintió sola. Pudieron registrar la cooperativa en la Oficina de la Mujer
para que no sufran allanamientos, que ya sufrieron y en donde les
robaron dinero, teléfonos celulares y sufrieron maltratos. Ellas
presentaron todos los papeles para aclarar que ahí no estaba la figura
de proxenetismo. Esa es una cooperativa que podemos decir que es un
logro con las compañeras, que funciona autónomamente.
En algunas notas ustedes piden que no se confunda el tráfico
de personas con el trabajo sexual. ¿Cómo se hace para que no se mezclen
esas dos cosas? ¿Dónde está la diferencia?
El
trabajo sexual realizado por mujeres mayores de 18, por decisión propia
y de manera autónoma, no está prohibido pero tampoco está permitido.
Por eso nosotras terminamos trabajando en la clandestinidad y se nos
termina confundiendo con delitos tan graves como la trata de personas o
con otros delitos como la explotación laboral o proxenetismo. No es que
la compañera que está trabajando contra su voluntad, pero como lo
hacemos en la clandestinidad, terminamos trabajando para un tercero o
una tercera que se termina quedando en muchos de los casos con un 50,
60, 70% de las ganancias que nosotras hacemos. Y a su vez, ellos
trabajan con una impunidad terrible, con protección de la policía, en
lugares que nunca se cierran ni nunca tienen hallanamientos, porque
mantienen la caja chica de las policías. Sandra denunciaba esto hace
diez años atrás, siempre desde la idea de reivindicar el trabajo sexual.
Hoy en día hay muchos grupos feministas o abolicionistas que denuncian
la trata de personas y dicen luchar contra la prostitución infantil,
capaz lo hacen, pero con la idea de terminar con la prostitución y
prohibirla. Y terminan invisibilizando a un sector que se organizó hace
20 años. AMMAR pasó, como toda organización, por procesos de maduración.
Se comenzó a organizar para derogar los edictos policiales, cuando las
compañeras iban presas por ejercer el trabajo sexual. No nació
reivindicando la prostitución como un trabajo y en el proceso de
maduración ayudó mucho estar dentro de una central de trabajadores y
compartir experiencias gremiales con otros sindicatos y organizaciones
de base.
¿Qué es AMMAR?
AMMAR
es una organización de base que tiene representatividad en muchísimas
provincias, más allá de que por ahí terminamos hablando siempre de las
mismas. También entendemos que hay mucho prejuicio, mucha discriminación
y mucho estigma. Y hay muchas compañeras que pasamos un proceso de
reconocernos primero como mujeres, después como mamás y luego como
trabajadoras sexuales, para terminar nosotras mismas con la hipocresía
que hay en la sociedad. Porque nosotras somos un sector que existe, que
históricamente ha sido excluido y AMMAR ha tenido muchos logros en temas
de salud y ha derogado muchos edictos policiales en provincias como
Santiago del Estero, Santa Fé, Entre Ríos y en la Capital Federal. Pero
no se termina el problema de fondo, que es que no tenemos un marco
legal. Tampoco hacemos apología de la prostitución, pero decimos que las
que queremos ejercer el trabajo sexual y queremos que el estado nos
proteja con un marco legal, donde las cooperativas sexuales puedan
funcionar como tales y no estén con una pantalla como un cabaret o
después termine siendo un prostíbulo donde un tercero o una tercera se
quede con un porcentaje de lo nuestro. Y después, tener derechos como
tiene toda la clase trabajadora y ahí sí, al tener un marco legal, poder
combatir lo que se tiene que combatir. Porque sino, desde hace tres
años las iniciativas que se dicen anti-trata, terminan haciendo una
cacería de brujas, donde nos combaten a nosotras como si fuéramos el
enemigo. Nosotras podemos trabajar y hacer grandes cosas con estos
grupos abolicionistas, más allá de que tengamos estas diferencias,
respetamos digan que la prostitución no es un trabajo. Nosotras somos
trabajadoras sexuales y queremos que se respete nuestro derecho a la
autodeterminación y a la elección que cada mujer debe tener sobre su
cuerpo.
Publicado en
web CTA.